Cuánta gente he conocido que en la primera oportunidad intenta mostrar lo peor de sí mismo. Esconden la fuerza interior detras de la agresividad; disfrazan el miedo a la soledad con aires de independencia. No creen en su propia capacidad, pero viven pregonando a los cuatro vientos sus virtudes.
Entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.
Aprendió con las estrellas que sólo la explosión interior permite su brillo.
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