- El himno del primer amor, ese que nace del deseo de amar y que tiene la fuerza de los brotes delicados de las plantas de marzo, la misma que mueve el sol y la luna en el cielo, la que hace latir el corazón.
- No preguntes lo que no quieras saber.
- - Bruna, Bruna, sabes cuánto te quiero. Eres mi única familia, la rama verde de mi árbol seco. La última de mi estirpe.
- Decidí luchar por mi amor. Él acostumbraba a darme todo lo que yo quería, ¿por qué me negaba ahora lo más importante?
- Pasamos dos días descansando en aquel prado, curando nuestras heridas. Las del corazón eran mucho más profundas que las físicas, aunque a veces la tristeza dejaba paso a alguna sonrisa.
- Es hermoso que el lobo que ha de devorar a la oveja se convierta en cordero para amarla.
- Sois un ángel de Dios y yo, un loco humano que se atreve a enamorarse de algo divino.
- La primavera vencía al invierno cuando partió hacia Béziers y, entre las flores que pronto brotarían, una creció en su corazón. El amor por Bruna. No había terminado aún el verano y aquel corazón se había tornado en una piedra negra que albergaba odio. Y sufrimiento. No podía apartar de sus pensamientos la sonrisa de aquella damita ni la mirada dulce de sus ojos verdes. Ya no pensaba en canciones. Lo hacía en hierro y sangre. En venganza.
El guerrero de la luz necesita dedicar tiempo para sí mismo. Y usa ese tiempo para el descanso, la contemplación, el contacto con el Alma del Mundo. Aun en medio de un combate, él consigue meditar. Coelho.
lunes, 23 de agosto de 2010
La Reina Oculta - Jorge Molist
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario