• Me quería a mi misma. Y no iba a permitir que nadie destruyera lo que era mío.
  • ¡Lo van a matar! ¡Quieren que deje de existir! ¡Yo no quiero a otro, quiero a Jared, no a un extraño dentro de su cuerpo! El cuerpo no significa nada sin él.
  • - Si tuviera que escoger a alguien, a cualquiera, para quedarme abandonada en un planeta desértico - susurré, y el sol que brillaba entre nosotros ardió más fuerte -, sólo te escogería a ti. Y no es..., no es hablar por hablar. Cuando me tocas...- Dejé que mis dedos rozaran ligeramente la piel cálida de su brazo y sentí cómo se elevaban las llamas en las yemas. Su brazo se apretó a mí alrededor en respuesta. ¿También sentía él ese fuego?- Bueno, cuando me acaricias no quiero que pares.- Quería haber sido más precisa, pero me faltaban palabras. Sí, ya era bastante malo haber admitido todo eso-. Si no sientes lo mismo, lo entiendo. Quizá no signifique lo mismo para ti. Y me parece bien.- Mentira.
  • Había más llamas aún en sus labios, más fieras que las otras, abrasadoras. No sabía lo que estaba haciendo, pero eso no parecía importar. Sus manos estaban hundidas en mi pelo y tenía el corazón a punto de consumirse de puro ardor. No podía respirar, pero tampoco quería.
  • Fue un milagro, más que un milagro en realidad, cuando te encontré, Melanie. Y si ahora mismo alguien me diera la opción entre recuperar nuestro mundo o tenerte a ti..., no podría abandonarte, ni si quiera para salvar las vidas de cinco mil millones de personas.
  • ¿Pero? ¿Qué "pero" podía haber? ¿Qué podría seguir a esta explosión de fuego que pudiera comenzar con un "pero"?
  • No nos perderemos el uno al otro -prometió él-, por que siempre volveré a encontrarte. -Cuando Jared hablaba no podía mantener el tono serio durante mucho tiempo -. No importa lo bien que te escondas. Soy invencible jugando al escondite.
  • - ¿Y tú? ¿Te mantendrás a salvo?
    - Ni el cielo ni el infierno me separarán de ti, Melanie.
  • Todos necesitamos un lugar donde escondernos.
  • No hay un lazo mayor que aquel que requiere que des tu vida por la del otro.
  • La cercanía excesiva me permitía percibir su odio, que me provocaba un dolor en el pecho.
  • Pero yo miento mucho mejor que tú, hasta me puedo mentir a mi mismo.
  • No era un buen momento para la autocompasión. Había temas más importantes que mi corazón, roto una vez más.
  • Ocho vidas completas. Ocho vidas y nunca encontré a nadie por quien quedarme en un planeta, nadie a quien seguir cuando ellos se hubiesen ido. Nunca encontré un compañero. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tú? Tú no eres de mi especie, ¿cómo vas a ser mi compañero?
  • ¿Cómo podía encontrar el amor precisamente ahora, en el último momento, para luego tener que abandonarlo?
  • Yo, el alma llamada Wanderer, te quiero, humano Ian. Y eso no cambiará nunca, no importa en qué me convierta. No importa que sea un delfín o un oso o una flor: siempre te amaré, siempre te recordaré. Serás mi único compañero.