De todo lo que conocía hasta entonces, el amor era lo más difícil.

Nuevamente estaba creyendo en el amor, apostando en sus sentimientos, pero se había decepcionado tantas veces que ya no estaba segura de nada.

Estaba empezando a entender que había una gran diferencia entre peligro y miedo.

A veces se enfadaba consigo misma porque sólo conseguía participar en las cosas que podía entender. Presentía que estaba perdiendo algo importante en esta vida, que de esa manera sólo tendría experiencias repetidas. Pero no encontraba la valentía para cambiar.

A pesar de quedar insatisfecha consigo misma, algunas veces le era imposible ir más allá de sus propios límites.

Somos responsables por reunir nuevamente, por lo menos una vez, a la Otra Parte que, con seguridad se cruzará en nuestro camino. Aunque sea por unos instantes siquiera; porque esos instantes traen un Amor tan intenso que justifica el resto de nuestros días.

También podemos dejar que nuestra Otra Parte siga adelante, sin aceptarla o siquiera percibirla. Y, por causa de nuestro egoísmo, seremos condenados al peor suplicio que inventamos para nosotros mismos: la soledad.

Muchas veces, por causa de un gesto impensado mío con una persona, terminé apartándome de otras que me eran queridas.

Cuando las cosas empiezan a suceder y el camino se revela ante nosotros, tenemos miedo de seguir adelante.

Jamás volverá a amar a nadie como a ti, porque tú formas parte de él para siempre.

Cuando quieras saber una cosa, zambúllete en ella.

No tenía miedo a las dificultades: lo que le asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.

Ni siquiera en lo más importante de su vida, el amor, había conseguido ir hasta el final; después de la primera decepción, nunca más se entregó por completo. Temía el sufrimiento, la pérdida, la inevitable separación. Claro, estas cosas estaban siempre presentes en el camino del amor; y la única manera de evitarlas era renunciando a recorrerlo. Para no sufrir, era preciso también no amar.

Lo peor era escoger, y pasarse el resto de la vida pensando si se escogió bien. Ninguna persona era capaz de escoger sin miedo.

No existe nada completamente errado en el mundo. Hasta un reloj parado consigue estar acertado dos veces al día.

Sólo consigo entender las cosas simples después de que me enredo con las complicadas.

La búsqueda puede ser tan interesante como el encuentro.

De nada sirve comprender el Universo entero cuando se está solo.

Toda ciudad tiene siempre un "lugar mágico", un lugar adonde acostumbramos a ir cuando necesitamos pensar seriamente sobre la vida.

Nunca dejes de tener dudas. Cuando las dudas dejan de existir, es porque paraste en tu caminata.

Cuántas cosas perdí por miedo a perder.

Los problemas del corazón siempre maltrataban el alma.

En unas horas pude sentir el amor de toda una vida.

Así es la vida. Equivocarse.

Sólo conoce el vino bueno quien probó el vino amargo.

Son valientes aquellos que toman decisiones con miedo, que se angustian con todo lo que hacen, preguntando si están equivocados o no. Y aún así, actúan.

Tú nunca serás mías y por eso te tendré para siempre.