utopia

lunes, 2 de agosto de 2010


No obstante necesito descansar: necesito, del mismo modo que se sangra el cuerpo, por cuyas hinchadas venas se precipita la sangre con pletórico empuje,
desahogar el cerebro, insuficiente a contener tantos absurdos.

Deseo ocuparme un poco del mundo que me rodea, pudiendo, una vez vacío, apartar los ojos de este otro mundo que llevo dentro de la cabeza.


Si morir es dormir, quiero dormir en paz en la noche de la muerte sin que
vengáis a ser mi pesadilla, maldiciéndome por haberos condenado a la nada
antes de haber nacido. Id, pues, al mundo a cuyo contacto fuisteis engendrados,
y quedad en él como el eco que encontraron en un alma que pasó
por la tierra, sus alegrías y sus dolores, sus esperanzas y sus luchas.

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